16 jul 2010

Van der Meer y los libros pop-up


Desde la aparición de los primeros libros hay para todos los gustos y variedades. Para grandes y para chicos. De diferentes géneros, temas, tamaños y colores.

A partir de que los libros empezaron a ser accesibles para la mayoría, en el siglo XIV el nacimiento de los libros pop-up y sus piezas móviles despertaron la curiosidad de los más grandes. En un principio su producción era escasa, ya que era un género minoritario, destinado especialmente a temas como: anatomía, aritmética, matemática y navegación.

Se cree que la primera aparición del uso de los móviles mecánicos fue en un libro astrológico de 1306. Desde el místico Ramón Llull, quien ilustraba con discos rotatorios o volvelles sus teorías filosóficas.

Siguiendo por Ron Van der Meer, un pionero en libros tridimensionales para adultos con información sobre: arquitectura, música y psicología. Este ingeniero influenciado por el diseño gráfico elaboró ingeniosos mecanismos que plasmó en sus obras, las cuales son conservadas como verdaderos tesoros por sus aficionados.


Al abrir una página de un libro de ingeniería de papel de Van der Meer, uno se puede sumergir en un barco, en un volcán o en una orquesta y aventurarse en un mundo que rompe con las dos dimensiones tradicionales y se presenta en varias capas, con pestañas y lengüetas desplegables.

Tocar el libro, tirar de una lengüeta, hacer girar
una rueda, saltar de una pestaña a otra, son algunos de los motivos que explican por qué resultan tan atractivos estos libros emergentes.

Los más variados diseños invitan al lector recorrer sus páginas y construir activamente su propio camino, permitiéndole interactuar intuitivamente y realizar asociaciones libres entre una idea y otra.


Las nuevas ideas que surgieron a mitad del siglo XIX en la pedagogía infantil y juvenil, exigían otras formas de enseñanza vinculadas con el entretenimiento. Esta necesidad fomentó la imaginación y creatividad de ingenieros de papel como Robert Sabuda y Matthew Reinhart.

A continuación les dejamos un video para que experimenten qué se siente ser ingeniero de papel, aunque sea por un rato:



No dejen de visitar las páginas de los actuales ingenieros de papel más reconocidos en todas partes del mundo: David Carter, Robert Sabuda, Jan Pienkowski.

14 jul 2010

Memex, la máquina del futuro

Vannevar Bush fue un ingeniero y científico estadounidense que pretendiendo imitar los procesos de la mente humana que trabaja por asociación, creó una “máquina que producía hipertexto”, más conocida como Memex.

Este dispositivo permitía almacenar libros, textos, grabaciones y comunicaciones, para ser consultados de manera rápida, flexible, y no linealmente.

En 1945 Bush utilizó el término hipertexto cuando publicó su artículo As we may think, en el cual describe el dispositivo. Consiste en una especie de mesa con teclado, palancas y botones que permitían buscar de manera rápida archivos en forma de microfilms.

Además brinda al lector la opción de agregar notas al margen y comentarios, mediante un sistema de fotografía seca que permite incluir las anotaciones accesorias en la película del memex.

Quien consultara este dispositivo construiría “senderos de lectura” de acuerdo a sus propios intereses, seleccionando y desechando a través de la maraña de materiales disponibles, y podría cambiar esta configuración cuando lo quisiera.

Si bien esta máquina teórica nunca se llegó a construir, fue la verdadera musa inspiradora de los trabajos que desarrollaron posteriormente Douglas Engelbart, Ted Nelson, y Tim Berners Lee.

Con la máquina Memex, Bush plantea al mismo tiempo una nueva manera de manejar la información, una nueva forma de escribirla y de leerla, a través de la “asociación de documentos”. Por último incluye al lector, que sería a la vez autor, a partir de sus intervenciones y comentarios.

Ilustración de la Máquina Memex cortesía blog Universidad ICESI.

Ramón Llull


Imagen de emopalencia.com Ars Magna de Ramón Llull.

En nuestro intento por buscar los antecedentes del pensamiento hipertextual encontramos a Ramón Llull, teólogo, filósofo, poeta y místico. Escribió una gran cantidad de obras en catalán, árabe y latín, de gran aporte desde el siglo XIII hasta nuestros días.

Fue uno de los primeros en utilizar una lengua neolatina para expresar conocimientos filosóficos, a los cuales ilustraba con ruedas ruedas giratorias de papel.

Su gran invento conocido como Ars Magna, es un manuscrito con figuras rotatorias que intentan explicar la existencia de Dios a través de la numerología.

A través de esta máquina de texto que producía afirmaciones (que eran falsas) en una manera peculiar, Llull introduce una nueva forma de pensar.

Su gran creación fue la idea de producir la totalidad de la sabiduría humana, por un método mecánico que combinaba una acotada cantidad de signos; así pretendía demostrar todas las verdades de la Iglesia Católica.

Para algunos esta máquina es el antecesor del procesador y de la inteligencia artificial, ya que -según describen especialistas en arte luliano- “era una máquina pensante en la que la al incorporarse unos datos de partida se conseguían unos resultados”.

Sin dudas Llull origina una nueva organización del pensamiento, o bien un nuevo hardware y un nuevo software.

El pensamiento asociativo

Imagen diario La Tercera

Según un artículo publicado en El Mercurio, una investigación del University College de Londres demostró que “navegar por Internet estaría cambiando el funcionamiento del cerebro”, lo cual fomenta el pensamiento asociativo en los jóvenes.

El pensamiento asociativo permite realizar varias cosas al mismo tiempo –la multitarea- y presenta la dificultad de centrarse en una sola cosa, algo más simple para los adultos que tienen incorporado el pensamiento lineal.

David Nicholas, jefe del departamento de Estudios sobre la información del UCL, analizó a 100 voluntarios de diferentes edades y llegó a la conclusión de que los adolescentes (de entre 12 y 18 años) “están perdiendo la capacidad de leer textos más largos y concentrarse en una sola cosa”, como la lectura de un libro.

A los participantes del estudio Nicholas les solicitó que respondieran unas preguntas que requerían de cierta investigación previa, esto comprobó que los jóvenes antes de contestar no sólo consultaban la mitad de las páginas Web que los mayores, sino que tardaban menos tiempo y no volvían a la misma página.

Este material además fue incorporado en el documental The virtual revolution de la BBC, el cual refleja como la Web a lo largo de 20 años de historia ha transformado nuestras vidas y en consecuencia, la manera en que actuamos y hasta cómo pensamos.