28 feb 2012

Conexiones, las relaciones en la era 2.0



Escuchamos ya con cierto cansancio repetir una y otra vez la famosa frase de Mc Luhan “el medio es el mensaje”. Ya nos habituamos a su propuesta gnoseológica, ya no es nada nuevo.
Sin embargo, no por ello deja de ser cierta. Hoy, las redes sociales y los dispositivos móviles nos acercan al otro y la forma de ese acercamiento es, indiscutiblemente, nueva.


Hay un chiste que recorre la Web en la que un hombre va preocupado al médico y le dice: “Doctor, no levanto cabeza, no duermo, me río solo, no miro a nadie, no hablo con la gente, me hablan y no pongo cuidado. Parezco un idiota.¿Qué tengo?”. La respuesta del medico no da lugar a dudas. “Un Blackberry”, le responde.

Este chiste deja traslucir una de las preocupaciones más populares sobre la influencia de los dispositivos móviles en la relación con nuestro entorno. El mito popular cristalizado en este chiste versa sobre una nueva generación de "zombies digitales", de seres que solo se relacionan con el otro a partir de la mediación de la tecnología y pierden el contacto directo (“real”) con sus semejantes.

Una estudiante de cine planteó este tema en su proyecto anual. Realizó un corto en el cual un chico y una chica se reúnen en un bar y hablan pero no cara a cara sino a través de sus notebooks. Ellos flirtean a pocos centímetros de distancia pero siempre por chat. La notebook del chico se queda sin batería en un momento crucial de la conversación (se estaban declarando mutuamente) y se acerca a la chica. Uno piensa que le va a hablar o darle un beso, pero no. Le pasa por al lado y enchufa el cargador.




Obviamente pasando por alto el carácter metafórico de la acción en el corto, ¿hacía esto estamos conduciéndonos?

Esta especie de aislamiento iría en concordancia con la caracterización que hace el filosofo Zygmunt Bauman de los vínculos en la sociedad posmoderna. Bauman incorpora el concepto de “amor liquido” en referencia a un nuevo tipo de relaciones interpersonales a las que la palabra "relación" les queda grande. Son relaciones marcadas por la fugacidad, la intermitencia, la superficialidad, la inexistencia de compromiso.

Para el autor en realidad hoy lo que hacemos es “conectarnos”; establecemos conexiones; o sea, “relaciones virtuales”. “A diferencia de las “verdaderas relaciones”, las “relaciones virtuales” son de fácil acceso y salida. Parecen sensatas e higiénicas, fáciles de usar y amistosas con el usuario, cuando se las compara con la “cosa real”, pesada, lenta, inerte y complicada”, explica en su libro Amor líquido.

En el prólogo del libro habla de la supuestamente “ventaja decisiva de la relación electrónica: “uno siempre puede oprimir la tecla delete’”.


En esta misma línea están muchas de las respuestas realizadas en una encuesta para este trabajo. El 65% de las personas dijo que solían no responder cuando se les hablaba por Internet.

El número llama más la atención cuando se compara con las respuestas sobre si solían no responder cuando un otro intentaba comunicarse con ello en la vida no conectada: solo el 10%.

A la hora de exponer los motivos por los cuales elegían no contestar, respondieron cosas de este tipo:

Motivos por los cuales eligen no contestar
porque tengo la posibilidad de ignorarlos con varias excusas de por medio
porque Internet da la posibilidad de no responder y no quedar mal como si pasa en la vida real”
porque quizás estoy haciendo otra cosa al mismo tiempo o no tengo tantas ganas de hablar con esa persona”
porque no tengo ganas de hablar con esa persona en ese momento y, como la otra persona no tiene certeza de que vos estas en la computadora en ese momento, podes optar por contestarle o no. Luego, podrías justificarte con la excusa: perdón, no estaba en la computadora en ese momento"
parecería que se formó un código natural dentro de esta vía que hace que nadie se moleste si el otro no contesta, porque se da por entendido que puede estar haciendo otra cosa (esto no justifica que no sea una falta de respeto). La comunicación cara a cara es más fuerte y algo así resultaría cuasi violento”.
porque estoy ocupado, o porque esa persona tiende a ser insistente y hablar sin parar, y en el momento estoy con otras cosas en la cabeza de las que no me quiero distraer tanto”
Internet es perfecto para hacerse el boludo”
porque esa persona es muy intensa”.
porque no tengo tiempo, me cae mal o no quiero hablar del tema”
porque no me interesa la charla, y no hay necesidad de "pilotearla" como en la conversación cara a cara”
porque al no tenerlo face to face, hace que sea más fácil "evadirlo", en cambio cuando estas frente a esa persona no podes dar media vuelta e irte, o quedarte callado como un nabo”

Sobre este tema existe un cortometraje español titulado El doble check del WhatsApp y sus problemas. En el corto una pareja discute debido a que el novio acusa a la chica de haber leído un mensaje que le mando por WhatsApp y no haberle contestado. Luego, le dice que se da cuenta de que las cosas no están como antes porque ella ya no lo despierta con un mensaje con un emoticono que tira un beso y un corazón; que a los ochos meses ya le mandaba solamente el emoticono que tiraba un beso. Así comienza una absurda discusión que termina con la disolución de la pareja vía un mensaje que dice “eres un” junto a múltiples emoticones que representan excremento.






Existe toda una serie de leyendas urbanas sobre las rupturas provocadas por motivos relacionados con las redes sociales y los dispositivos móviles. Y parece que la relación entre estos dos factores va mucho más allá del mito.
Un estudio de la AAML (American Academy of Matrimonial Lawyers) publicado, entre otro medios, en Elmundo.es expone que Facebook causa un 20% de los divorcios.

Los relatos de amigos y conocidos sobre los inconvenientes que las redes sociales les generan son múltiples. Por este motivo la segunda parte de la encuesta realizada para este trabajo indaga sobre este aspecto.

Ante la pregunta “¿Tuviste problemas con tu actual o ex pareja por un motivo vinculado a las redes sociales?” el 58% respondió que sí. Cuando se pidió que especifiquen esos motivos respondieron por ejemplo:

Motivos de peleas vinculados a redes sociales
“la exposición que generan alguna de las redes sociales”.
“sabia su contraseña y me metía en su Facebook. Una vez nos re peleamos porque yo me pase de chusma y me termino sacando la contraseña y, hasta el día de hoy, no me la quiere volver a dar”.
“fotos publicadas”.
“celos o malentendidos por contenidos subidos a Internet”.
“comentarios de otros chicos en Facebook, fotos, tener determinados amigos”.
“peleas por terceros”.
“celos porque se agregan contactos sospechosos para la otra parte”.

La mayoría de las respuestas podrían resumirse en “celos” y, a pesar de que las respuestas vinculan la pelea a las redes sociales, una contestación es particularmente llamativa: “celos, lo de siempre”.

Al igual que el estudio de la AAML, donde se dice también que Facebook es una de las mayores fuentes de pruebas en los casos de divorcios, la reflexión casi instantánea parece ser que las redes sociales no provocarían nada sino que simplemente cristalizarían o harían más evidentes problemas ya existentes, como los históricos celos.

Asimismo, la relación entre los celos y las redes sociales puede tener que ver con que el 63% declaró haber salido con alguien que conoció por Internet y el 71% que saldría.

Bauman en Amor líquido hace referencia a los sitios de citas online. El pensador esloveno Slajov Zizek en Sobre la violencia, seis reflexiones marginales se interesa, en cambio, por el particular Masturbate-a-thon.

El Masturbate-a-thon es un evento en el cual se reúne un montón de gente a lo largo del globo para masturbarse al mismo tiempo. Zizek dice que “es la forma de sexualidad que encaja a la perfección con estas coordenadas ciberespaciales” porque “construye una colectividad a partir de individuos que están listos para compartir con otros el egoísmo solipsista de su placer estúpido”.

Zizek afirma que “tanto el aislamiento individual como la inmersión en la masa excluyen la propia intersubjetividad, el encuentro con un otro”.

Y esto, según el autor, puede extrapolarse a las mas diversas formas de relación actuales. Para explicarlo recurre a la elección de personaje del año de la revista Time en el 2006: cada persona que usa o crea contenidos en la Web.




La portada entonces mostraba un monitor de un material espejado que devolvía el reflejo del lector. Para el es significativo (e irónico) que “aquello que ve cualquiera que mire la portada de Time no es otro con el que él o ella se supone que se interrelaciona, sino su propio reflejo”.

Volviendo a la encuesta antes nombrada resulta llamativo que al hablar de los motivos por los cuales no se contestaba por Internet:
-se calificara a las personas victimas de su ignorancia como “intensas”, “insistentes” o que “habla sin parar”
-se refirieran continuamente a la necesidad de evadir, ignorar o “hacerse el boludo”
-se hiciera mención de la naturalización del no contestar

Bauman dice que “ la “red” representa una matriz que conecta y desconecta a la vez (…). En una red, conectarse y desconectarse son elecciones igualmente legítimas, gozan del mismo estatus y de igual importancia”. La inseguridad que genera la fragilidad de los vínculos para Bauman va a la vez “provocando el impulso de estrechar los lazos, pero manteniéndolos al mismo tiempo flojos para poder desanudarlos”.

Tal vez en razón de esta dualidad las personas que dijeron en la encuesta que habían tenido problemas con sus parejas por motivos vinculados a las redes sociales no tuvieron en general una visión negativa de las redes. A pesar de que un 58% declaró haber tenido problemas motivados por las redes, solo un 23% de ellos cree que sean corrosivas para las relaciones.

¿Creés que las redes sociales son...
muy buenas para las relaciones 10,00%
corrosivas para las relaciones 23,33%
ni una cosa ni la otra 40,00%
otros 26,.67%

Algunos ejemplos de respuesta entre los que eligieron la opción “otros”:
creo que, como todo, en exceso es malo. Tienen sus puntos ventajosos y son muy útiles. A la hora de conocer a alguien, no sé si creo mucho en su "poder". Puede acercar personas que compartan intereses afines pero no las veo con potencial para conocer a alguien.
depende de la capacidad de relación del usuario para con lo demás.
las redes sociales, estoy casi seguro, aumentan las relaciones sociales cuantitativamente en un 80% y cualitativamente en un 30%. Depende la relación. Con mis amigos estoy más conectado siempre y nunca me siento solo; con mi novia me trae miles de problemas.

Una visión acorde con estas respuestas citadas puede ser la de la directora de cine norteamericana Tiffany Shlain. En su documental Connected, an autoblogography about love, death & technology se interroga sobre lo que significa estar conectado en la actualidad.

Ya desde el trailer y la sinopsis de su documental Shlain nos interpela: “¿Alguna vez has fingido ir al baño para revisar tu correo electrónico? ¿Te quedaste dormido con tu notebook? ¿O te sentiste agobiado sólo por estar desconectado?”.




Shlain cree que las relaciones de hoy se pueden caracterizar como una "interdependencia". Esto es lo que motivo que también realizara un proyecto llamado Una declaración de interdependencia cuyo resultado es el video a continuación: 




En una entrevista exclusiva vía Internet, Shlain nos explicó cual creía que era la influencia de las redes sociales y la tecnología sobre las relaciones en general y el amor en particular a partir de un claro ejemplo:
“Nada reemplaza el contacto en persona... pero hay tantas nuevas formas de conectarnos con la gente ahora. Hay estudios que muestran que cuando recibís un mensaje a tu correo electrónico o a tu teléfono celular tenés un aumento de oxitocina (la “hormona del amor"). Entonces hay una nueva red entera para que la oxitocina fluya. Esto me da esperanza”.



















19 dic 2010

Red de redes

El pensamiento humano no es lineal como el paradigma del papel. El ser humano piensa asociando conceptos en red, con diferentes planos de conciencia y profundidad. Por lo general, sus líneas argumentales se ven salpicadas por recuerdos y evocaciones en forma de imágenes, de sonidos, de palabras.

Considera la pertinencia de la relación entre los conceptos que lo asaltan. A veces incorpora el recuerdo y a veces lo descarta, pero siempre vuelve a empezar en su ardua búsqueda de sentido. El pensamiento humano es circular.

Si tuviésemos que graficarlo construiríamos una red. En esa red un concepto me lleva a otro, y ese otro me abre el camino a nuevas posibilidades entre las que navego hasta quedarme con una. Recorro luego la red atravesando los conceptos y sus relaciones. El pensamiento humano es hipertextual.


Mapa visual de Internet de jurvetson.

18 dic 2010

Profecías: introducción

Decir que el pensamiento humano es hipertextual no es la consecuencia de una moda teórica por la influencia de Internet en el mundo posmoderno.

Numerosas pruebas de esta afirmación pueden encontrarse en algunas creaciones en papel que trataron de reflejar casi proféticamente lo que sería luego un texto Web.

De esta forma puede verse como el paradigma de lecto-escritura que surge con Internet y la aplicación de las nuevas tecnologías no son más que la materialización de la verdadera lógica del pensamiento humano.

Por este motivo diferentes autores a lo largo de la historia han construido sus relatos tratando de llevar a un soporte de carácter lineal como el papel el pensamiento asociativo humano. Entre estos autores “proféticos” pueden situarse Jorge Luis Borges, Roland Barthes, Roberto Bolaño, Julio Cortázar

17 dic 2010

Profecías: primera parte

El semiólogo francés Roland Barthes publicaría en 1977 uno de sus ensayos más conocidos: Fragmentos de un discurso amoroso.
Como el título lo da a entender, el libro discurre por los diversos caminos que el discurso humano adopta a la hora de referirse al “amor”. Sin embargo no es el contenido lo que lo hace objeto del presente análisis.

Lo que nos llama intensamente la atención de Fragmentos de un discurso amoroso es la forma en la cual está dispuesto este contenido.

Barthes construye el texto estableciendo primero una categorización de los modos como las personas se refieren al amor, y conceptualizando luego estas categorías en “figuras”.

Una figura es por ejemplo “los celos”. La similitud que estas figuras tienen con las populares “etiquetas” del mundo de los blogs es mas que llamativa.

A partir de estas figuras el autor adjunta las referencias de otros autores, pensadores, personalidades, o absolutos desconocidos que han llegado a sus manos. Luego de dar una definición de la figura pertinente procede a citar cada una de estas referencias. Referencias que a su vez están referidas o aclaradas a través de una breve cita al final de la página.

El carácter asociativo de este discurso que versa sobre el discurso, que podemos llamar hipertextualidad, es asombroso.

En esta sociedad en al que muchos dicen que "una imagen vale más que mil palabras", véalo por usted mismo:



14 dic 2010

Profecías: segunda parte

¿Hace falta explicar quien es Jorge Luis Borges? Él solía decir que más que un escritor, era un lector. Y eso lo podemos ver en la pluralidad de referencias, reales y ficticias, de cada uno de sus escritos.
Borges continuamente nos lleva a otras páginas. Construir un sentido al leerlo es necesariamente recorrer intertextualidades varias. Es ir del texto a otro y nuevamente al texto base. Es un camino circular, asociativo, hipertextual.
Generalmente sus cuentos son como una muñeca rusa. No solo por los relatos enmarcados, sino por como se puede desglosar cada frase, cada tema. Por como pueden configurarse interpretaciones tan disímiles.
Leer a Borges en la mitad del siglo XX requería casi las mismas acciones que hoy implica obtener información en la red o participar en lo que se conoce como Web 3.0
Borges parece establecer un juego continúo con el lector. Parece anticiparse a las posibles lecturas. Mina el texto entonces de pequeños desvíos y disparadores de errores. Obliga a releer atentamente, a contemplar ese conglomerado de letras como lo que realmente son: una obra de arte.
Las temáticas abordadas por Borges son imposibles de enumerar. Numerosos autores encuentran en sus escritos indicios de lo que después sería Internet. Por ejemplo, la ensayista Perla Sasson-Henry en su libro Borges 2.0: From Text to Virtual Worlds- el diario New York Times publicó una crítica sobre el libro que sintetiza sus ideas principales-.
Los autores que desarrollan esta línea de análisis suelen citar obras suyas como Funes, el memorioso, La biblioteca de Babel, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, El libro de arena, o El Aleph.
En su cuento El Aleph, publicado por primera vez en la revista Sur en 1945, Borges personaje se encuentra con un fenómeno peculiar. Interpretes conocidos y anónimos ven en El Aleph una metáfora que anticipa lo que luego sería Internet.
Afirmar tal cosa o la contraría no parece ser posible. Tampoco hace falta. Basta con atenernos a lo que Borges mismo nos dice a través del Borges personaje. Este nos cuenta sobre la dificultad para materializar en palabras El Aleph:

"Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y las circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: La enumeración, si quiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré sucesivo, porque el lenguaje lo es".

Para que saquen sus propias conclusiones he aquí el texto:




Borges, Jorge Luis - El Aleph